miércoles, 7 de diciembre de 2011

Otro día de dolor de piernas, otro día que (ella) se me escapa, por escasos 54 minutos no nos vimos ni nos escribimos ni escarbamos en la soledad.
De la abundancia de las cosas al vacío de los párrafos sin palabras, el malabar silencioso del estuve y ya no coincidimos otra vez.
Me queda su foto con trenzas, rodando las trenzas por su pecho, sus ojos como de vidrio, y pestañas como de muñeca. ¿te veré mañana?
La luna me dice que sí.

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