martes, 15 de septiembre de 2009

En defensa de la Ciudad, en defensa de México

Les confieso, o más bien les cuento que he visto en las calles más que un ambiente festivo un ambiente de pesimismo, las noticias de los recortes, alzas a luz, gasolina y gas, los nuevos impuestos y los interminables etcéteras le han pegado a mucha gente al grado de que se hablaba en el noticiero de Aristegui de convocatorias en Internet por los blogs, redes sociales y correos a no ir a festejar con las autoridades en las plazas la Independencia de nuestra nación. Aunado a esto tenemos la inseguridad. Morelia amaneció en virtual estado de sitio con miles de policías y soldados en las calles pero también nuestro zócalo está cerrado y hasta por mirar te revisan. La delegación Coyoacán no se queda atrás. La circulación hacia el centro de Coyoacán está cerrada en varias calles alrededor, desde Miguel Ángel de Quevedo por ejemplo. Supongo que lo mismo pasa en otras delegacioes y ciudades. ¿Realmente nos merecemos esto como ciudadanos mexicanos? ¿O ya estamos acostumbrados a que nos revisen y nos corten el paso con cualquier pretexto?

Este clima por un lado de rechazo ciudadano y por el lado del gobierno en todos los niveles es producto del hartazgo por las medidas extremas con las que se pretende una vez más que la población, desde las clases medias hasta los más jodidos paguemos la crisis que la corrupción gubernamental y la ineptitud han profundizado. Y solamente se les ocurre cobrar más y más impuestos, al grado de inventar un impuesto contra la pobreza que van a pagar ¡Los pobres! Aparte están los aumentos a la luz, gasolina, gas, e impuestos a telefonía, Internet, TV por cable y otros impuestos más, sólo falta que digan que es para impulsar las telecomunicaciones.

Esta situación me recuerda a una que se dio en 1847 cuando el ejército norteamericano invadió México tomando posesión de la Ciudad de México el 14 de Septiembre de ese año. El presidente Santa Anna, el que inventó el impuesto a las ventanas, había abandonado a la ciudad un día antes de la celebración de la Independencia, ese mismo día ondeaba la bandera gringa en el asta bandera de Palacio Nacional.

La población civil tomó la defensa en sus manos combatiendo calle por calle y casa por casa, la situación se volvió caótica y los invasores saqueaban casas y comercios impunemente, otro rapiña hacían los mismos mexicanos al huir del invasor, y todos disparaban contra todos. Las familias desprotegidas al no poder salir a las calles huían por las azoteas mientras el invasor avanzaba. Al final como en Churubusco el 20 de agosto, a los heróicos defensores de la ciudad se les agotó el parque el 16 de septiembre mientras Santa Anna aguardaba impasible con su ejército en Guadalupe.

A finales de año las tropas invasoras pidieron un “préstamo” al gobierno de la ciudad por 668.000 pesos, que la asamblea municipal se vio obligada a traspasar a la gente en forma de un impuesto del 6 por ciento sobre los ingresos y otros pagos. Los mexicanos de ese tiempo pagaron con impuestos la ineptitud de sus gobernantes. Hoy también.

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